CUELLO TORCIDO:
Este caso se da por alguna lesión o herida producida en el oído interno del conejo,mandando la cabeza para un lado y en otros cosos hasta puede perder el equilibrio,provocando esto que el conejo se mueva en círculos y no linea recta; en los casos que son leves el conejo tiende a recuperarse a los pocos días, pero en un caso grave el conejo a ser sacrificado.
ABSCESO:
Es una protuberancia, producida por pus; es recomendable que se aísle al conejo hasta que reviente y drene; en este punto debemos separar la piel y el pelo de los alrededores del absceso, una vez ello esto debemos limpiar el bulto con trapo untado de antiséptico, luego hacer una incisión en la parte inferior del absceso para que el pus frene libremente y totalmente, se vuelve a limpiar la herida con un trapo untado de antiséptico y tratado con tintura de yodo,hay que revisar diariamente y finalmente le volverán a crecer los pelos en la zona afectada.
ORINA ROJA:
Esta producida por la eficacia de nutrientes en la alimentación, hay que observarlo regularmente y consultar con su veterinario si es conveniente darle una dieta con alta cantidad de legumbres.
NEUMONÍA:
Es rara en el conejo; sin embargo puede quedar debilitado y sin fuerzas se dice que una buena alimentación y cuidado puede puede detener la neumonía, aunque los que presentan esta caso pierden el apetito y mandan su cabeza hacia atrás para mantener una mejor respiración, muestra desinterés por lo que pasa al rededor.Es recomendable eliminar al animal o si es apreciado puede curarse con inyecciones que le de el veterinario, los conejos no atendidos morirán a los pocos días.
BABEO:
Es una infección causado por bultos en la boca o por un diente quebrado, infección de las encías,dejando caer la saliva hacia el pecho y dejándose manchosa.El conejo ha de ser eliminado para evitar el sufrimiento del animal.
CANIBALISMO:
En algunos casos la hembra que ha criado se come simplemente sus hijos, así ya tengan diez días de edad. Se dice que si la hembra está bien alimentada, no suele haber este caso. Aunque existen hembras que se comen a sus crías por bien alimentadas que estén. Sin embargo, si la hembra persiste en su actitud, hay que eliminarla, puesto que este vicio puede ser también hereditario y pasar de generación en generación. Las hembras jóvenes se comen a veces a sus pequeños en sus frenéticos intentos por mantener limpia la jaula. Estas jóvenes madres pueden perdonarse por estas faltas, puesto que, no vuelven a caer en ello en los siguientes partos.
